lunes, 20 de enero de 2014

Primeras Impresiones

Me hice el propósito de escribir a diario, sin embargo, pasó un mes desde mi última entrada y ahora me tengo que poner al día.

Al llegar a un mundo nuevo, es casi instantáneo contar con las primeras impresiones sobre él. Las más destacadas, y que me impactaron más, fueron las siguientes:

-Vista aérea:
En mi primer viaje a la "tierra de los faraones", antes de aterrizar, pude ver gran parte del país, y para mi sorpresa, las pirámides de Guiza, debido a que  la ruta del avión, cuando viene desde Europa, hace un giro desde el noroeste de El Cairo, cruzando a la orilla Este, para luego llegar al noreste de la ciudad, donde se encuentra el Aeropuerto Internacional de El Cairo.
Cuando llegué a El Cairo por segunda vez, era de noche, y me sorprendió ver el contorno del Nilo, que sin distinguirse por sus colores, era fácil reconocerlo por aparecer bordeado por las luces de las diferentes ciudades. Fue sorprendente.

Mi barrio - Cecilia Martinez
-La ciudad:
El único laberinto propiamente dicho que visité, fue en Los Cocos, provincia de Córdoba, Argentina, cuando tenía 6 años, y si bien en ese entonces fue difícil llegar a la meta, y me sentí perdida en varias ocasiones, no fue hasta llegar a El Cairo, donde realmente comprendí el sentido de la palabra "laberinto" en toda su extensión.
Al ver lo grande que es la ciudad y lo entreverado de sus calles, la cantidad de edificios y la escasez de orden y lógica en el diseño, en parte por la topografía del terreno y mayormente por los hábitos de la población, pensé que nunca iba a poder andar por la ciudad sin perderme.
Nunca antes valoré el plano "tipo damero" que con tanta prolijidad aplicaron los primeros españoles para crear la ciudad de Santa Fe, pero ahora me doy cuenta de cuán útil y conveniente es. Admito que por momentos lo odié, porque si hubiera vivido en una ciudad, por ejemplo, como La Plata, con muchas diagonales, estaría un poco más habituada y supongo que tendría un mejor sentido de la orientación.
Tomé plena conciencia de ser "provinciana", y de que en realidad nunca antes estuve en una ciudad tan grande.

Centro de El Cairo - Cecilia Martinez



-Tráfico:
Sensación de caos total: Autos, autos, autos y más autos, sumado a todo tipo de buses, taxis, tok-toks (vehículo mezcla de motocicleta con carreta, que se asemeja a un auto chiquito. Es común en la India), motos, camionetas, burros y en algunas partes, camellos, compiten a diario para ver quién llega antes y quién es el afortunado que no se queda estancado en colas y colas de tráfico. Todo esto acompañado con el inconfundible sonido de las bocinas sin parar, tan característico de El Cairo.


Tránsito en El Cairo - dreamstime.com

-Idioma:
Para aumentar la desesperación de los primeros momentos, se sumó el idioma. A pesar de haber estudiado el Árabe Estándar o Culto (es decir el que se utiliza en los libros y que se estudia en los colegios), sentí que jamás iba a entender una palabra!


Letrero de la tumba de Meryre, en El Minya - Cecilia Martinez

-Atardecer:
Reconocí que estaba de verdad y finalmente en El Cairo, cuando, desde el hotel, vi el atardecer tan particular de Egipto, en el que se puede ver el sol, como un disco perfecto, tal como lo veían los antiguos egipcios, y varias tonalidades de rojo, naranja y rosado, detrás de las palmeras, a lo lejos. Ahí sí sentí que estaba donde debía estar...


Atardecer en El Cairo - Cecilia Martinez












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